La sensación generalizada en el electorado de izquierdas de este país tras el 26J ha sido de amargura y frustración al no verse cumplidas las expectativas (¿popularizadas interesadamente en todas las encuestas?) de “sorpasso” de Unidos Podemos al PSOE y también por el ascenso del PP, a pesar de los escándalos de corrupción, la represión y los recortes sociales.
Muchas reacciones han ido en la dirección del desahogo. Buscando los culpables en los votantes, bien por su edad o cuestionando su capacidad intelectual, cosa que refleja impotencia e incomprensión de los fenómenos sociales. Es comprensible esa primera reacción visceral, pero no lleva a ningún sitio, salvo a la sectarización y al aislamiento.
Para el PSUC viu es fundamental analizar autocríticamente en que situación real, no tanto virtual o mediática, y en qué grado de conciencia se encuentra la sociedad española, si el discurso y la campaña electoral ha sido acertadas (en algunos casos sacrificando, o moderando, los contenidos políticos por un marketing vacío o confuso), formas de funcionar burocráticas y cupulares, etc. Y a partir de ahí, rectificar y adaptarse a la realidad para transformarla.
Viendo los resultados de forma coyuntural y comparándolos con el 20D son un retroceso significativo para Unidos Podemos, pero si los vemos con visión histórica son un avance. No hay mayoría absoluta del PP, el bipartidismo sale debilitado y C’s sufre un gran retroceso. El próximo gobierno vasallo de la troika tendrá una legislatura difícil y se la tenemos que complicar todavía más.
En el campo popular Unidos Podemos se consolida con más de 5 millones de votos (a menos de medio millón del PSOE) y un potente grupo de 71 diputados, obteniendo una clara victoria electoral en Catalunya y el País Vasco. Esto hace pocos años era impensable. El régimen intentará dividir y minar la posibilidad de que Unidos Podemos se consolide y evolucione hacia una alternativa política de cambio en base a la ruptura con el régimen. Animando posiciones reformistas y conciliadoras con el régimen, azuzando tensiones internas (reales o inventadas), o recrudeciendo el enfrentamiento identitario y territorial. Será trascendental la firmeza ideológica, desarrollar y politizar la lucha en la sociedad y que las reivindicaciones y luchas obreras y populares se vean reflejadas en el parlamento.
Para el PSUC viu es el momento de poner todas nuestras energías en combatir en la calle los próximos recortes brutales y agresiones de la derecha. Hay que pasar a la ofensiva y hacerse fuertes en los conflictos sociales y laborales para forzar que UP se posicione más hacia la izquierda y la ruptura, frente a las imposiciones criminales de la troika, la UE, el euro y la OTAN.
Estos próximos años deben servir para organizar la base cultural-popular y desarrollar la conciencia de clase necesaria para la ruptura del mañana. Uniendo las luchas obreras, populares e internacionalistas con las institucionales y parlamentarias.
Ahí será donde nuestros diputados comunistas del PCE y los de Izquierda Unida deben jugar un papel clave, clarificando las posiciones políticas frente a ambigüedades y vacilaciones, para hacer virar al conjunto de la coalición Unidos Podemos hacia la defensa de un programa antioligárquico, democrático y republicano.
Nos esperan unos duros años de lucha y organización, fuera de tanto electoralismo y espectáculo mediático, para preparar bien las condiciones materiales de la victoria, por la democracia y la soberanía popular, la república federal y el socialismo.
Hay que organizar y concienciar a esos 5 millones de votantes y aumentar nuestra área de influencia a otros sectores sociales golpeados por la crisis capitalista. Pensemos históricamente como proyecto estratégico y no nos perdamos en la frustración del momento. Si nos golpean nos alzamos, ¡Aquí no se rinde nadie! ¡El Presente es de lucha, el futuro es nuestro!